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Afirmar lo obvio no te hace precisamente ocurrente. ¡Ay… si al menos manejáramos la prensa (de imprimir billetes)!

Y mientras tanto, nuestro Gobierno en plan Cid Campeador con el discurso de la unidad bancaria europea en ristre. Un sofisma: con ella se lograría desacoplar la crisis financiera privada de la crisis de deuda soberana. La realidad es otra y bien conocida: pretensión apenas indisimulada de que los europeos apechuguen con la factura de nuestra resaca inmobiliaria, ahorrándonos unos cuantos cientos de puntos básicos a sumar a nuestra hipertrofiada deuda. Va a ser que no.

No parece posible que las crisis gemelas puedan desacoplarse sin matar a ambas criaturas: son siameses unidos por la cabeza, con órganos vitales compartidos. Ya todos nos sabemos de memoria lo del carry trade: el BCE riega con liquidez a la Banca a coste real negativo, porque ésta tiene los mercados mayoristas de financiación cerrados, y con el chorro de billions se dedican a suscribir deuda soberana española (que nadie tomaba en 2012 salvo a punta de pistola) con una rentabilidad dopada gracias a la denostada actividad de los taimados especuladores en los mercados secundarios de deuda. Preciosa aportación a la cuenta de resultados de las Entidades, y unmatchball tras otro salvado por nuestro eficiente Tesoro público.

¿Resultado de todo lo anterior? Se consolidó el crowding out.Contracción del crédito privado en todas sus declinaciones: a hogares, PYMES, industria, servicios (todos out). Una única y obvia excepción: nuestra querida Administración Pública (crowding, pues son legión), que sigue devorando hijos so pretexto de salvarnos del caos. Ya se sabe: aprés moi, le déluge.

La Banca nacional, lejos de erigirse en instrumento de asignación eficiente del crédito que tanto necesita nuestra economía, ha invertido la marcha hasta convertirse en una gigantesca aspiradora de los cada vez más magros y disputados recursos. Entre FROBs fallidos e inyecciones europeas debe haber consumido más de 100.000 millones de Euros y sumando, sin contar los milmillonarios LTROS del BCE (long-term refinancing operations). Ello, en una economía hiperbancarizada como la española es, efectivamente, el preludio del diluvio que ya está aquí, ahogándonos en una charca de iliquidez. No hay dinero en el sistema más que para Banca y Administración, y al común no le queda otra que apretarse el cinturón y aferrarse a la caja cual náufrago.

En esto, como en otras cuantas cosas, el diagnóstico de nuestros gobernantes es tan acertado como contumaz su inacción. El MOU ya lo prescribió: medidas urgentes para financiación empresarial no bancaria. Hasta para la burocratizada Bruselas resultaba obvio que el saneamiento financiero de los balances bancarios no traería una reactivación del crédito, sino todo lo contrario. Mas aquí se sigue farisaicamente con la matraca de taparse las vergüenzas del incondicional apoyo a las Cajas y desmanes cajeros varios prometiendo un futuro de arroyos y fuentes de billetes verdes regando nuestro tejido empresarial, hoy anémico y desangrado.

Vuelve la temporada de los “brotes verdes” con todo su vigor, a pesar de lo lejos que está la primavera. Pero al tiempo, se anuncian toda suerte de medidas dirigidas a la reactivación del crédito empresarial, al margen, claro está, del manido saneamiento bancario. Por cierto, a esta hora aún ninguna ha visto su reflejo en el BOE, a pesar de la emergencia financiera nacional que implica esta situación y de contar con un Gobierno campeón histórico en el recurso a la legislación de extraordinaria y urgente necesidad.

Pues bien, el género que se enseña dista a mi juicio de convertirse en un alivio a corto plazo de la sequía de financiación empresarial (y, particularmente, PYME) que padecemos. La genial idea que se lleva la palma es la del mercado organizado de deuda (pagarés y obligaciones) de pequeñas y medianas empresas al estilo MAB, pero en renta fija. Y yo me pregunto, si para estabilizar el mercado de deuda soberana España hemos necesitado el bazuca del BCE (recuerden aquel “haré todo lo que tenga que hacer” del Supersheriff Draghi), ¿cómo vamos a conseguir inversores interesados en deuda de PYMES españolas? Y ello sin contar con el capítulo del coste de esa deuda, pues si a España SA le piden casi un siete por ciento a diez años, ¿a qué tipo se financiaría Talleres López S.L.?

Ya, ya. Se me dirá que ha funcionado en Alemania y Japón. Pero por si alguien no se ha dado todavía cuenta, no se nos percibe ahí fuera como Alemania o Japón. Por cierto, dos de los países con mayor tasa de ahorro doméstico del mundo.

Después viene el capítulo Banca nacionalizada, que daría casi risa de no habernos costado la broma las decenas de miles de millones de euros que el contribuyente español lleva gastados en su apuntalamiento. Pedirles una expansión del riesgo PYME es pretender que soplen y sorban al tiempo. ¿No tienen que contraer balances por el lado del activo? ¿No necesitan reforzar su capitalización mediante la disminución de sus Activos Ponderados por Riesgo? ¿No deben limitar su riesgo a la casi total cobertura del activo por depósitos? Además, por la vía de la subasta acelerada de Entidades, salvo Bankia, no tengo muy claro que otra Entidad nacionalizada va a quedar como putativo instrumento de política industrial.

Por el lado de la mitigación de riesgo PYME se anuncia un refuerzo del papel de las sociedades de garantía recíproca. Pero es que éstas no dan financiación, sino que mutualizan riesgos a través de la prestación en comandita de garantías frente a terceros financiadores. ¿Quiénes son estos últimos? Me remito a los dos párrafos anteriores: no están y no se les espera.

Y por último, más activismo del ICO en sus líneas a la pequeña y mediana empresa. Sin embargo, el ICO no es una banca pública ni una Entidad de Crédito Industrial. Para realizar su labor se apoya en las redes de la banca universal que “filtra” el análisis de riesgos, y en algún que otro caso aprovecha su intermediación en una suerte de arbitraje para substituir el riesgo propio por el público, en un juego de suma cero.

¿Qué nos queda más allá del pataleo? Desde luego que hay unas cuantas medidas que aunque no den, al menos no quitan, lo que ya de por sí supone una mejora en la posición de liquidez de la pequeña y mediana empresa. En el próximo post, esbozaré algunas ideas.

@emilgarayar

Esta entrada ha sido publicada también en La Caña, el blog de Emiliano en Cinco Días: http://blogs.cincodias.com/la-cana/2013/01/reactivar-la-econom%C3%ADa-el-secreto-sigue-en-la-pasta.html

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