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En España, a nadie le interesa que baje el precio del inmobiliario. Y menos aún a las Entidades Financieras. Una excepción: los que necesitando emanciparse no tienen inmuebles en propiedad. Generación NINI, entre otros.

Repasemos la lista de actores y figurantes en este culebrón:

Gobierno de España for the time being, o de lo que quede de ella después del otoño electoral: No le interesa engordar el quebranto de las Entidades financieras infligiéndoles mayores pérdidas fruto de una menor valoración de activos a aportar a Banco Malo, pues ello inmediatamente demandaría una mayor disposición de la facilidad financiera para el saneamiento, de cuya devolución responde (FEEF presta a FROB, no a los Bancos). Cara al exterior le interesa dar la imagen, además, de que la cosa no está tan mal (“los precios han tocado suelo”, dice el Secretario de Estado), sugerir que se acerca el rebote, insinuar una futura dinámica inflacionista que reavive las hoy moribundas transacciones (compre hoy, barato, mañana sube), y de paso resucitar la recaudación fiscal parasitaria de los activos reales de la que tan opíparamente vivieron nuestras administraciones territoriales en los tiempos de la gloriosa (burbuja).

Ministerio de Economía y Competitividad: Lo incluyo singularizándolo, a pesar de ser parte del Gobierno, para resaltar sus dotes adivinatorias en la evolución y fijación de precios inmobiliarios. No solo saben que ya tocan fondo, sino que aciertan con el valor real a largo plazo que, curiosamente, coincide con un descuento sobre valor en libros igual al nivel de provisiones exigido por los Decretos Guindos I y II. Eso se llama profecías autocumplidas. Sugiero un cambio de nombre: Ministerio de Planificación.

Españolitos de a pie: El corazón pide sangre contra la estafa piramidal ladrillera de los años de la burbuja, pero la cabeza aboga por preservar con el menor quebranto posible el capital familiar invertido en cemento. Tanto más si nos encadena a él la oprobiosa combinación de hipoteca y responsabilidad universal del deudor. La mayor parte de la riqueza de los hogares españoles está invertida en su propia vivienda. Somos un país de propietarios, y el efecto riqueza de la revalorización de los inmuebles contribuyó en buena medida (junto con la orgía de crédito barato) a dopar la demanda interna. Con su deflación, y demás plagas que nos asolan, estamos donde estamos, “bajo el agua” (expresión que en inglés se aplica a los inmuebles cuya deuda supera su valor).

Banca Insana e insane (en inglés, “demente” por aquello de living la vida loca): A mayor valoración de la cartera inmobiliaria menor quebranto y más entrada de liquidez. No hay que olvidar que la cesión de activos a Banco Malo se paga en títulos inmediatamente descontables en BCE, lo que les asemeja enormemente al efectivo. Cuestión esencial porque no solo de balance vive la Banca, y a la vuelta de la esquina se enfrentan a mil millonarios vencimientos tanto de lo retirado en la ventanilla del BCE como en lo recolectado (antaño) en mercados mayoristas (emisiones varias, incluidos ingentes volúmenes de cédulas hipotecarias). De paso pueden sacar pecho los nuevos gestores presumiendo de que no estaban tan mal como se suponía.

Banca Sana y sound (“cuerda”, para entendernos): En la medida en que la masiva cesión de activos a Banco Malo va a crear “precio de mercado”, las Entidades sanas deberían actualizar el valor en libros de su cartera inmobiliaria reflejando ese valor de “mercado”. En jerga, un mark to market. A mayor depresión del precio de cesión de la cartera de los Insanos, mayor deterioro contable de los activos de los Sanos, castigando tanto PyG como, en último término, balance.

Finalmente, parecería que solo los malvados se beneficiarían de un ajuste real de precios inmobiliarios a mercado. Digo malvados porque miren los epítetos que les dedicamos: fondos oportunistas, buitres, carroñeros, etc. Bueno, también las generaciones jóvenes en búsqueda de tomar en sus manos el gobierno de su existencia. Aunque sin trabajo ni financiación, la cosa está cruda. Lo nuestro es “dividendo demográfico” pero al revés. No hay más que observar la edad media de los muchos manifestantes que en estos días, y con muchas razones, abarrotan las calles y pueblos de España.

Así que, racionalmente, todos contentos de mantener la ficción del traje del Rey. ¿Seguro? Pues creo que va a ser que no, y mi apuesta reposa en las estrategias de francotirador que anticipo van a desarrollar jugadores muy importantes en esta partida. ¿Cuáles consideran Ustedes que serán los operadores que irrumpirán para dejar bien claro que el Rey está desnudo?

@emilgarayar

Esta entrada ha sido publicada originalmente en La Caña, el blog de Emiliano en Cinco Días: http://blogs.cincodias.com/la-cana/2012/09/nunca-bajen.html

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  1. MIEDO AL PRECIO DE MERCADO

    En mi opinión, ése sería el titular de todo lo que está sucediendo en este septiembre revuelto que estamos presenciando. Es paradójico, viviendo en un supuesto libre mercado, en un sistema capitalista, llámelo cada uno como desee, que la gran preocupación de gobernantes principalmente y banqueros en segundo orden sea que los activos tóxicos que finalmente se trasladen al «Banco Malo» no se tasen a su precio real, es decir, al de mercado. Percibo cierta ironía a la hora de comentar el asunto, que me confirma que el autor describe más que apoya este modus operandi, sin entrar en si es o no la mejor opción a largo plazo.

    No obstante, como bien se expone en este artículo, no faltan razones para que así sea. De hecho, alguno se podría preguntar, si es que hay razones para seguir otro camino. De momento, centrémonos en la situación que nos ocupa ya que quiero hacer hincapié en ciertos aspectos que llaman mi atención.

    Se pretende que el Banco Malo compre activos a un precio reducido, sí, pero no tanto como para que el mismo devenga inviable y sin dañar de manera importante a las entidades de crédito (basta recordar que esta sociedad de gestión de activos ha de venderlos antes o después, y devolver una cantidad de hasta 25.000 mill. € que la UE ha reservado para el Banco Malo). Además, desde el Gobierno ya se ha afirmado que el Banco Malo «no costará un euro a los contribuyentes». Al menos, ésa es la intención.

    Sin embargo, al mismo tiempo se nos dice que el ansiado equilibrio al que me he referido tiene una segunda vertiente: valoración suficientemente baja para atraer a inversores, pero no tanto que permita que los «malvados» se aprovechen y hundan los precios inmobiliarios, y, como consecuencia de lo primero, los bancos «sanos» (BBVA, Santander,…) hayan de dotar más provisiones por sus inmuebles.

    Una cosa parece clara. Los precios de los inmuebles en España han bajado, y se estima que lo seguirán haciendo aunque sea en mayor o menor medida según a quien escuchemos. De acuerdo con el informe de Oliver Wyman de junio de este año, en un escenario base se produciría un descenso en el precio de la vivienda del 10% en el período 2012-2014, y sobre el 40% en cuanto al precio del suelo.

    Recientemente se ha conocido que BBVA y Santander, y posiblemente Caixabank, serán los tres inversores privados que coparán el famoso «51%» del Banco Malo. Si han accedido a ello, las condiciones que se les han dado serán sin duda las del equilibrio. Se ha puesto un límite a la bajada de los precios y esa, a todas luces, parece ser equivalente a las provisiones exigidas en «Guindos I». Esa incognita, entiendo, ha quedado resuelta.

    ¿Quién dejará patente que el Rey está desnudo? Leyendo el artículo y las noticias que nos van llegando a diario, puede uno imaginar quién no será por el método del descarte. El Gobierno ha de ser tachado en primer lugar de la lista. Cuanto más se reconozca, más se consumirá de la ayuda europea, más duda se generará sobre nuestro sistema financiero y más sufrirán las grandes entidades aún sanas. Las propias entidades huelga decir que no se dispararán en el pie en una situación tan delicada.

    Quedan por tanto dos operadores que jugarán un papel decisivo. Mañana, Oliver Wyman puede mantener las previsiones, o presentar un escenario más nefasto que el que se maneja. Eso presionaría indirectamente al Gobierno a la baja. Ignorar un informe encargado por él mismo sería del todo irresponsable. No obstante, y quizás mañana haya de retractarme, la variación en los resultados intuyo que será entre ligera e insignificante.

    El otro actor: la Unión Europea o Europäische Union (digámoslo en alemán, para no andarnos con rodeos). Que Angela Merkel no esté por la labor de permitir que España caiga, no es obice para que sí desee ver, finalmente, un sistema financiero español saneado. Hay muchas dudas sobre nuestro país, y dejar las cosas a medias pudiéndose resolver de una vez por todas, no gustaría desde Bruselas y, menos aún, desde Berlin. No obstante, desconozco si ya están satisfechos con la actuación del Gobierno de España o si, como suele ser habitual, pedirán un poco más. A día de hoy me mantengo expectante, pues el nuevo informe de Oliver Wyman será revisado además de por el Banco de España y el Ministerio de Economía, por la Comisión Europea, el BCE, la ABE y el FMI. Habrá que escuchar con atención, pues.

    Sin embargo, la prudencia característica de la UE (y del FMI) no hacen presagiar que sean ellos quienes nos desnuden las vergüenzas por completo. Por no hablar de que los bancos alemanes tienen alrededor de 46.000 mill. de € de exposición a las entidades españolas.

    Por tanto, tendrán que ser otros los que dejen patente que el Rey está desnudo. Como en todos los casos, lo harán quienes más incentivos tengan. Aquellos que estén apostando en contra del Euro, oportunistas de toda clase. Si finalmente se decidieran por entrar en liza, no tardarán en hacerlo.

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