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Siento decepcionar, pero mejor despejar de salida infundadas expectativas. No voy a elaborar sobre la fotos del Vogue zapaterista. Más prosaico mi propósito se limita a una cuestión que revolotea desde los  penúltimos anuncios de nombramiento de altos cargos por este Gobierno: ¿Hay que ser insider de la cosa pública (esto es, funcionario) para sentarse en el consejo de administración de España S.A.?

No he emprendido el recuento, mas parece asentado que todos los miembros del Gobierno, salvo uno, son funcionarios de carrera (¿quién será la oveja negra?).

También se nos ilustraba no hace tantos días sobre que no sé cuántos miembros de una misma y sola promoción de Abogados del Estado nutrían altas posiciones de Gobierno. Vaya por delante, que soy de la opinión de que en España sobran/sobramos abogados y, a mayor abundamiento, sobran en la política, sobran en las Cortes y sobran en el Gobierno. Del Estado, autonómicos, locales y del Común. Con tal congestión, no es de extrañar la pertinaz diarrea normativa que padece nuestro BOE, particularmente, desde la consolidación del Estado de las autonomías.

Pero, a lo que íbamos. ¿Es bueno para el País que en la selección gubernamental jueguen diez defensas, por aquello del símil futbolístico en tiempos de Eurocopa? Pues “depende”, que respondería algún gallego. Yo me mojo. Creo que no lo es, y aún menos en la actual coyuntura política, económica y social.

Los Altos Cuerpos de la Administración han cumplido un papel esencial en la reciente historia de España. Tanto más en una época en la que tras la traumática Guerra Civil el país sufrió una fortísima y empobrecedora descapitalización de sus élites profesionales e intelectuales, que no comenzó a enmendarse hasta el tardofranquismo. Fueron vivero de políticos vocacionales que realizaron una aportación esencial en la Transición, y contribuyeron decididamente al advenimiento y consolidación de la democracia… pero hoy vivimos y sufrimos otro mundo.

Éste es un mundo global, interconectado, vertiginosamente cambiante, cuya gestión parece demandar unas cualidades que no son las que de natural adornan, a mi modesto entender, una vocación funcionarial, por alto que sea el cuerpo en que se encarne. Y lo digo sin acritud, pues nada tengo yo contra la función pública dado que, parafraseando a Josep Pla, nunca aspiré a ganar tal condición.

Hoy las guerras se libran en los mercados, la economía, las finanzas. La prima de riesgo, la deuda pública, el tipo de cambio. No hacen falta tanques para poner a un Estado de rodillas y empujarle a rendir su soberanía a un Directorio tipo Versalles. Y para muestra un botón: el de los ya rescatados en la precaria Unión Monetaria Europea, y los que están en el purgatorio de igual destino, ya no en lo universal. Piensen en el  libro de cabecera de los banqueros del Reino. ¿Conocen el título? Yo se lo avanzo: El Arte de la Guerra. Tratado milenario de estrategia militar. Y en la guerra, Señores y Señoras, más vale halcón que paloma.

No escribo  estas líneas desde la envidia ni la frustración. Tengo buenos y grandes amigos en la función pública. Admiro en muchos de ellos su generosidad y vocación de servicio. Pero España, en esta hora, necesita en el puente de mando una tripulación con otro pedigrí. Miren al Gobierno “tecnócrata” italiano, y comparen; y, si encuentran algo mejor, ojalá pudieran comprar…

¿Por qué en un momento en el que nos jugamos el bienestar de muchas generaciones presentes y futuras no están los mejores al frente, en el Estado Mayor de España S.A.? A Ustedes les dejo la respuesta, que de seguro no es unívoca, pero algo tendrá que ver la endogamia de un sistema político-económico-financiero-judicial en circuito cerrado, que sufre la deriva genética propia de tal consanguinidad durante ya muchas décadas.

¿Pacto de Unidad Nacional para salvar España protagonizado por los (mismos) Partidos Políticos, Sindicatos, Asociaciones empresariales “oficiales”, y resto del establishment que nos han traído hasta aquí? Pues mi respuesta, al estilo referéndum OTAN, “de entrada, no”.

@emilgarayar

Publicado hoy en el blog de Emiliano en Cinco Días: http://blogs.cincodias.com/la-cana/2012/06/altos-y-gloriosos-cuerpos-en-la-administración-y-gobierno.html

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